Roberto Marrero

En los vastos y etéreos horizontes de la Gran Sabana, donde los tepuyes se alzan como antiguos guardianes de la tierra y el tiempo, el nombre de Roberto Marrero resuena con un eco de respeto y gratitud. Más que un simple guía, Roberto fue un visionario, un puente entre el mundo moderno y la sabiduría ancestral de este lugar sagrado. A través de su empresa, Mystic Tours, no solo mostró paisajes, sino que abrió portales hacia experiencias de una profunda conexión espiritual, dejando una huella imborrable en el alma de innumerables viajeros.
Roberto Marrero no se limitó a señalar el camino hacia las cascadas o a nombrar las formaciones rocosas. Su verdadera vocación era desvelar los secretos que la Gran Sabana guarda celosamente. Con una voz pausada, cargada de la historia del lugar y el respeto por sus habitantes, narraba las leyendas de los Pemón, las cosmogonías que dan vida a los tepuyes y la energía palpable que emana de la tierra. Para él, un recorrido no era una lista de destinos, sino una inmersión en una cultura milenaria y en la vibración de un ecosistema único en el planeta. Convirtió la caminata en un ritual, la contemplación en meditación y la observación en una revelación.
El concepto de «experiencias místicas» que Roberto acuñó no era una estrategia de marketing, sino la esencia misma de su ser. Él entendía que la Gran Sabana no es solo un destino turístico, sino un santuario natural. Guiaba a los viajeros no solo con sus mapas, sino con su intuición, llevándolos a lugares donde la soledad y la belleza convergían para forjar momentos de epifanía. Los amaneceres en la cumbre de un tepuy, el sonido del agua en las grutas secretas, el silencio sobrecogedor de una sabana abierta al infinito: cada instante era una invitación a la introspección. A través de estas experiencias, Roberto ayudaba a las personas a reconectar consigo mismas, a sanar el espíritu y a encontrar un sentido más profundo en su viaje.
La fundación de Mystic Tours fue la cristalización de su filosofía. En un mundo donde el turismo masivo a menudo degrada los entornos naturales y culturales, Roberto construyó una empresa sobre los pilares del respeto, la sostenibilidad y la autenticidad. Capacitó a guías locales para que compartieran su misma pasión y su profundo conocimiento, asegurando que el legado de la Gran Sabana fuera transmitido con la reverencia que merece. Mystic Tours se convirtió en un faro para el turismo consciente, demostrando que es posible explorar la naturaleza sin dañarla y conectar con una cultura sin despojarla de su esencia. Su visión ayudó a forjar un modelo de turismo responsable que sigue siendo un ejemplo a seguir.
El impacto de Roberto Marrero va mucho más allá de las fronteras de Venezuela. Quienes tuvieron el privilegio de caminar a su lado llevan consigo no solo fotografías, sino recuerdos de una transformación personal. El Guardián de la Gran Sabana ya no está físicamente con nosotros, pero su espíritu permanece en cada sendero, en cada leyenda Pemón que se susurra al atardecer y en cada viajero que llega a la Gran Sabana en busca no solo de belleza, sino también de significado. Su vida fue un testimonio de que la verdadera aventura no está en el destino, sino en el viaje interior que se descubre al caminar con el corazón abierto en los lugares más mágicos de la Tierra. Hoy, al honrar su memoria, celebramos la vida de un hombre que nos enseñó a ver la Gran Sabana no solo con los ojos, sino con el alma.
Imerú Alfonzo Hernández